miércoles, 5 de noviembre de 2008

change has come

A veces sí tiene sentido utilizar esa desprestigiada palabra "histórica" y hoy sin duda Barack Obama se lo merece.

Quizá sean oportunas unas hojas de hierba de Walt Whitman

La grandeza de la naturaleza o de la nación serían monstruosas si no se correspondieran con la grandeza y la generosidad de espíritu de los ciudadanos. Ni la naturaleza ni los estados populosos ni las calles ni los vapores ni los prósperos negocios ni las granjas ni el capital ni el conocimiento son suficientes para el ideal del hombre... ni son suficientes para el poeta. Tampoco son suficientes los recuerdos. Una nación viva siempre puede dejar una huella profunda y puede tener la mejor autoridad, que es la más barata... la que surge de su propia alma. Esta es la suma de los usos provechosos de los individuos y de los estados y de la acción presente y de la grandeza y de los temas de los poetas.


Los temas de los poetas, que se aprecian en el Victory Speech o discurso de la victoria del nuevo presidente norteamericano.




O en su famoso a more perfect union, o discurso sobre la raza.





Un discurso sólido, claro, ponderado, penetrante, argumentativo, inteligente. Las palabras no lo son todo, a veces casi nada, pero qué raro es encontrar en los dirigentes del mundo algo alejado de las simplificaciones o de la fácil exacerbación del enfrentamiento, algo que analice y se enfrente a la difícil multiplicidad poliédrica y tornasolada del mundo.

Como se refleja en esta opinión en el New York Times

Esta fue una elección transformativa, pero no porque hubiese un bandazo hacia la izquierda o un inequívoco rechazo a la derecha. La cultura está confusa, como siempre. El matrimonio homosexual perdió en la liberal California, en Florida y Arizona. Pero las restricciones al aborto no se respaldaron en la conservadora Dakota del Sur. Y el 73 por ciento de votantes en Colorado no estuvieron de acuerdo con el argumento mantenido hace mucho por los republicanos de que la vida humana comienza en la concepción.


lo que nos debe hacer ver que tampoco se puede hablar de los Estados Unidos de América como si fuesen algo monolítico, fácil de describir o entender.

En cuanto a la importancia de la raza, desde luego es relevante la elección de un hombre negro, porque ese factor no ha impedido la elección, pero sobre todo porque ese no ha sido el factor que ha determinado el resultado, sino, como indica Timothy Egan en la referida opinión

porque es más inteligente, con mejores ideas, demostrando liderazgo bajo presión. Fue una victoria de la meritocracia.


Quizá eso pueda explicar que el racialmente intolerante tío Chuck votase por Obama.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Seminci 2008 toma 2

Concluyó la Seminci 2008 con buen estómago y el frasco roto.

La espiga de oro a Estómago puede ser acertada, aunque a mí no me pareciera completamente redonda, para un 7,5 más que para un 8. Pero es una historia interesante, original, con aspectos cómicos y trágicos, y un protagonista Raimundo Nonato con mucho arte culinario. Es una película con recorrido asegurado en las salas comerciales con o sin espiga, lo que es aplicable también a la espiga de plata, El frasco, a la que sí pondría un 8. Es una película amable, de las que la gente puede ir a ver el fin de semana para reír y tener su dosis de comedia romántica, sin que tal denominación tenga parecido con las muchas bazofias americanas catalogadas como tales. El mayor mérito es conseguir la risa y la conexión del espectador con los dos protagonistas en una historia extremadamente simple, donde Dario Grandinetti hace creíble su mudo.

No tan fácil de ver (no digamos de entender sin subtítulos en español, menos mal que ayudaban algo en inglés) ni tan lograda (le pongo un 6), es Villa, las peripecias por separado de 3 jóvenes de ese barrio marginal para conseguir ver el primer partido de la selección argentina en el mundial de Corea y Japón. Hay una cierta dispersión en la narración, que no acaba de cuajar.

Sí cuaja y es agradable de seguir la historia del Captain Abu Rae, con una correcta factura y un personaje protagonista eficazmente interpretado. Como para un 7.

Una sorpresa agradable, dadas las críticas un tanto neutras o negativas de algunos críticos (una vez más me queda claro que cada persona asistente a una misma proyección ve una película diferente), resultó ser Adoration de Atom Egoyan, para mí entre las merecedoras de un 8. Una historia que plantea dos temas de plena actualidad, el choque de culturas por un lado, y la relevancia (o irrelevancia) de la distinción entre verdad y ficción en la era internet, y cómo estos temas generales se resuelven en el caso de la historia personal del joven protagonista.

Puede decirse que este año en el aspecto cinematográfico y de repercusión en los medios la Seminci aprueba con nota, claro que en otros aspectos queda mucho por andar.