sábado, 16 de febrero de 2013

recordando a Richard Feynman

Hoy 15 de febrero hace 25 años de la muerte de Richard Phillips Feynman, de modo que es buena ocasión para recordarle. Hay bastantes biografías de Feynman. Hace tiempo leí "Los caminos cuánticos. Feynman", de Jesús Navarro Faus, editorial Nivola. Recientemente se ha publicado "Descubrir a Richard Feynman. Biografía científica", de Lawrence M. Krauss, editorial RBA, muy interesante y accesible.

Pero de la mano (o la voz transcrita) del propio Feynman, es imprescindible la reseñada en este blog, QED The Strange Theory of Light and Matter" , disponible también en castellano como "Electrodinámica cuántica La extraña teoría de la luz y la materia". Para los estudiantes de física (actuales, pretéritos o futuros) nunca está de más aventurarse en cualquiera de los tres tomos de las FLOPs, "Feynman Lectures On Physics". Aunque se conozca la materia es casi seguro encontrarse con un enfoque original, distinto, esclarecedor.

Y para disfrutar sin límites del lado humano, dos obras imprescindibles.

Una es "¿Esta usted de broma, Sr. Feynman" subtitulado "Aventuras de un curioso personaje tal como le fueron referidas a Ralph Leighton". La vida de Feynman en sus propias palabras. Uno de los episodios que más me gustó en su momento es el titulado "!Yooooooo!", página 77 en la edición de Alianza Editorial de 1987. La acción transcurre en el College de Princeton, donde se dan charlas y conferencias de lo más variado, a las que se acudía algunas veces con la intención de poner en apuros al conferenciante. Un día el Dr. Eisenhart, gran matemático, anuncia una próxima conferencia de un profesor de psicología sobre la hipnosis, con una parte práctica, para la que se requieren algunos voluntarios a ser hipnotizados.
Me puse hecho un flan. ¡Yo tenía que averiguar qué era de verdad eso de la hipnosis! ¡Iba a ser tremendo!
...
Estaba yo temiendo que Eisenhart no alcanzara a verme, por lo muy apartado que me encontraba. ¡Yo tenía que intervenir en la exhibición, fuera como fuera!
Por fin Eisenhart dijo:"Y por todo esto, me gustaría preguntarles si va a haber algún voluntario..."
Alcé la mano y salté de mi asiento, gritando con todas mis fuerzas para asegurarme de que me oyera: "¡YOOOOOOOO!"
Desde luego que me oyó, y perfectamente, porque no hubo un alma más que se ofreciera. Mi voz reverberó por todo el salón. Fue muy embarazoso. La inmediata reacción de Eisenhart fue: "Pues claro, señor Feynman. Ya contaba con que usted se presentaría; pero me estaba preguntando si además de usted habría alguien más"
Puro  Feynman. Una semana antes de la conferencia el psicólogo evalúa la idoneidad de los candidatos para ser hipnotizados, y resulta que Feynman era muy adecuado. Es interesante cómo relata la evaluación Feynman:
Empezó a trabajar conmigo y pronto me encontré en una situación en la que me dijo."No puede usted abrir los ojos".
Yo dije para mis adentros: "Apuesto a que si quisiera podría abrir los ojos, pero no quiero crear dificultades. Veamos hasta dónde llega esto."
La situación era interesante. Se siente uno como un poco obnubilado, y aunque se pierde un poco el control, uno está bien seguro de poder abrir los ojos. Pero, claro, no va a abrirlos, por lo que en cierto sentido es como si no pudiera.
Y llega el gran día de la exhibición, los voluntarios son hipnotizados, subidos al estrado, ante todo el College de Princeton.
Esta vez el efecto fue más intenso; quizá yo había aprendido a ser hipnotizado. El hipnotizador realizó diversos experimentos, y me hizo hacer  cosas que normalmente yo no hubiera hecho, y al final me dijo que cuando saliera de la hipnosis, no me encaminara directamente a mi asiento, como sería lo más natural, sino que diera la vuelta a toda la sala, y me dirigiera  a mi localidad desde el fondo.
A lo largo de toda la exhibición, yo tenía una vaga conciencia de lo que estaba sucediendo, y cooperando con lo que decía el hipnotizador; pero esta vez me dije:"¡Maldita sea, ya esta bien! Voy a ir derecho a mi asiento."
Cuando llegó el momento de levantarme y abandonar el estrado eché a andar directamente hacia mi puesto. Pero entonces me asaltó una sensación desazonante; tan molesta y fastidiosa, que no pude seguir avanzando. Tuve que dar la vuelta a toda la sala.
Más tarde, en otra ocasión, Feynman volvió a ser hipnotizado, sin sentir dolor por la proximidad de una vela. Pensó que había trampa, pero le salió una ampollita. Concluye el episodio con la valoración de Feynman
Así que la hipnosis me pareció una experiencia muy interesante. Uno se pasa todo el tiempo diciendosé: "Yo podría hacer tal cosa, si quisiera, pero no quiero", lo cual no es sino otra forma de decir no puedo.

Otra obra entrañable es "What do you care what other people think? Further adventures of a curious character", o ¿Qué te importa lo que piensen los demás? . La segunda parte describe la intervención de Feynman en la investigación sobre la destrucción del Challenger, con su demostración del efecto de las bajas temperaturas sobre una junta de goma. Pero más emotiva es la primera parte, en especial en lo relativo a la muy especial y única relación entre Feynman y la que sería su primera esposa, Arlene, que en su juventud le prestó más atención después de que Feynman le ayudase con sus clases de filosofía con ... la banda de Möbius.

De este libro, un fragmento en boca de Feynman
Arlene y yo empezamos a moldear cada uno la personalidad del otro. Ella vivía en una familia muy educada, y era muy sensible a los sentimientos de los demás. Me enseñó a ser más considerado con ese tipo de cosas. Por otro lado, su familia pensaba que las "mentiras piadosas" estaban  bien.
Yo pensaba que se debería tener la actitud de "¿por qué preocuparse de lo que piensen los demás?" Yo decía "Debemos escuchar las opiniones de los demás y tenerlas en cuenta. Pero si no tienen sentido y creemos que están equivocadas, allá ellos."
Arlene captó enseguida la idea. Fue fácil convencerla de que en nuestra relación debíamos ser muy honestos uno con el otro y decirlo todo a las claras, con absoluta franqueza. Funcionó muy bien  y nos enamoramos del todo, con un amor como ninguno que haya conocido.
Y para acabar el homenaje, este último libro concluye con un epílogo, El Valor de la Ciencia, en el que se incluye este pensar poético de Feynman, de pie, sólo, a la orilla del mar
There are the rushing waves
mountains of molecules
each stupidly minding its own business
trillions apart
yet forming white surf in unison.
Ages on ages
before any eyes could see
year after year
thunderously pounding the shore as now.
For whom, for what?
On a dead planet
with no life to entertain.
Never at rest
tortured by energy
wasted prodigiously by the sun
poured into space.
A mite makes the sea roar.
Deep in the sea
all molecules repeat
the patterns of one another
till complex new ones are formed.
They make others like themselves
and a new dance starts.
Growing in size and complexity
living things
masses of atoms
DNA, protein
dancing a pattern ever more intricate.
Out of the cradle
onto dry land
here it is
standing:
atoms with consciousness;
matter with curiosity.
Stands at the sea, wonders at wondering: I
a universe of atoms
an atom in the universe.