Por el lado americano la propuesta de Obama para el presupuesto de la NASA ha cambiado radicalmente los planes de la era Bush de volver a la Luna en 2020, cancelando el programa Constellation, con sus lanzadores Ares I y V y el vehículo Orion.
Cancelar un proyecto con sobrecoste, retrasado y con unas miras prácticas escasas, salvo el gustirrinín que debió tener pasajeramente George al anunciarlo en su día, parece una gran noticia. Pero no es que se le haya ocurrido enteramente a Obama. Parece determinante el "informe Augustine", obra de un comite para estudiar las planes de exploración espacial humana por parte de U.S.A., presidido por Norman R. Augustine. Los miembros del comite tienen todos un curriculum excelente y parece que saben algo del asunto. En las observaciones finales, en el punto 9.2 sobre "cuadrar los recursos con las metas" tenemos
Quizá la mayor contribución al riesgo en el programa espacial, tanto humano como financiero, es el pretender alcanzar logros extraordinariamente difíciles mediante recursos inconsistentes con las demandas de tales tareas.
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En el programa Constellation, el coste estimado del desarrollo del lanzador Ares I creció conforme la NASA determinó que el plan original de usar los cohetes principales de la Lanzadera Espacial en la fase superior del Ares I sería demasiado costoso, en parte por tener que añadir un autoarranque. Pero el motor sustituto tenía menos empuje y menor economía de carburante, con lo que los cohetes sólidos de la primera fase tenían que modificarse para proporcionar mayor empuje. Esto a su vez contribuía a un fenómeno vibratorio, cuya corrección aún está por demostrar plenamente. Esta es la naturaleza de los programas de desarrollo complejo, con presupuestos que más probablemente se recortan en vez de aumentar.
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Los presupuestos menguantes y unas reservas inadecuadas, no sólo en dolares sino también en tiempo y tecnología, son una fórmula para un casi seguro fracaso en el vuelo espacial tripulado. Si no hay disponibles recursos acordes con las metas establecidas, deben adoptarse nuevas metas.
Sobre la decisión de Obama me ha llamado la atención la opinión de David Mindell, autor de un libro cuya lectura me dió para dos incursiones lunáticas, Luna 1 y Luna 2. En su libro "Digital Apollo" se reflejaba la tensión entre el lado humano, con los astronautas en primer plano, y el tecnológico, con la automatización y el control. La primera visita a la Luna tenía un trasfondo de guerra fría y mediático, pero con lo que han dado de sí las misiones robóticas en Marte, ahora hay mucho a ganar ahorrando el factor humano en la ecuación de explorar el entorno más allá de la baja órbita.
Y en la baja órbita hay mucho que aprender sobre la vida humana en ingravidez en largos periodos, como los que requeriría una estancia lunar permanente o un viaje a Marte. La gran beneficiada de los nuevos planes va a ser la Estación Espacial Internacional, cuya vida se prolongará hasta 2020. De acuerdo al administrador de la NASA y ex-piloto de transbordador Charlie Bolden
Empezaremos a usar la Estación Espacial Internacional (ISS) como el laboratorio nacional que se imaginó. Haremos uso pleno de su increible potencial, mejorando nuestro uso de sus capacidades de investigación y desarrollo a bordo.
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Hay mucho por conocer antes de aventurarse con seguridad lejos de la baja órbita terrestre de forma prolongada.
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También instalaremos instrumentos de observación en la ISS para ampliar el conocimiento de nuestro planeta y usar esta plataforma para probar futuras tecnologías de exploración.
Precisamente ayer despegaba la misión STS-130 de la lanzadera espacial, la quinta última. Y en ella se plasma la colaboración internacional, en este caso de USA y la Unión Europea, o la NASA y la ESA, pues el Endeavour lleva en sus bodegas el Nodo 3, Tranquility, y la espectacular Cupola que se aprecia en el logo de la misión. Estas dos piezas se han construido en Europa principalmente por Thales Alenia Italia ( de ahí el italiano Cupola, supongo que por Cúpula), y como se indica en la nota de prensa esto se enmarca en el acuerdo de intercambio de la ESA con la NASA por lanzar ésta el Columbus. Bueno, la industria europea puede presumir. Es interesante el anterior documento de la misión STS-130 pues hay fotografías de los citados módulos. En una foto se ve la estructura de la Cupola en octubre de 2002, tras ser forjada en una sola pieza en Francia. El acuerdo de desarrollo del nodo 3 fué en 1997. Se ve que esto requiere mucho tiempo, ¡como para no extender al máximo el tiempo de vida de la ISS!.
Y hablando de espacio y Europa, puede correr el cava y el champan, y tañer las campanas, y festejar cual carnaval por las calles que ... ¡Galileo vive!
No es que el magnífico científico italiano se levante de entre los muertos, pero es casi tan increible, tras años de demoras, más que nada de tipo politico-económico, el sistema europeo de navegación por satélite parece despegar definitivamente. A primeros de enero se anunció, y se han firmado el 27 de enero tres contratos, uno para la construcción de 14 satélites a OHB (segmento espacial), otro para el soporte del sistema industrial a Thales Alenia, y otro a Arianespace para servicios de lanzamiento. En representación de la Comisión Europea firma los contratos la ESA. Faltan por asignar otros contratos, pero al menos parece que se ha superado el parón de tantos años, y quizá lo que tenía que estar operativo en teoría este año (una teoría muy pasada de moda), pueda con suerte estar en marcha en 2015.