jueves, 26 de mayo de 2011

UniVerso

Ayer 25 de mayo se cumplía medio siglo desde el arranque de la carrera a la luna, y podemos leer o escuchar (minuto 33 y 50 segundos) las palabras de John F. Kennedy
I believe that this nation should commit itself to achieving the goal, before this decade is out, of landing a man on the moon and returning him safely to the earth
Precisamente la fotografía astronómica del 25 de mayo es un tributo al despegue final de una heredera de aquel arranque.


¡Qué poesía visual!

nubes fuego humo hombres al cielo     UniVerso

martes, 24 de mayo de 2011

GOCE el geoide parte 2

Tras el anterior GOCE el geoide, para ver la relación entre el geoide y el valor de la gravedad trato un caso sencillito. Considero la Tierra perfectamente esférica, homogénea, salvo por una enorme cavidad subterránea también esférica, próxima a la superficie y sobre el plano ecuatorial, como se indica en la siguiente figura.

Para los cálculos reflejados en las figuras de abajo se ha usado \(r=50.000\ m\), \(D=R-2r\), y como valores de las constantes :  
radio terrestre \(R=6.371.000\ m\)
constante de gravitación universal \(G=6\text{,}67 \ 10^{-11} m^3/(kg\ s^2)\)
masa de la Tierra \(M=5\text{,}97 \ 10^{24} kg\)
velocidad angular de la Tierra \(\omega=2 \pi/(23\text{,}9345\times 60\times 60) rad/s\).

La ventaja de semejante modelo es que el potencial gravitacional \(V\) es fácil de calcular: se pone el potencial de la esfera terrestre de radio \(R\) y masa \(M\), y se le resta el que crearía la cavidad si estuviera llena, con una masa \(M (r/R)^3 \), con lo que en un punto fuera de la esfera terrestre tenemos, siendo \(m_r=  {\left(\frac{ r }{R }\right)} ^3\) , es
\[V(P)=GM \left(\frac{ -1 }{d }+ \frac{ m_r }{e }  \right)\] La superficie equipotencial que pasa a 200 metros sobre el polo norte, el punto en que \(\theta=90º\) y \(d=R+200\), es la mostrada en color azul en las gráficas de la siguiente figura, donde la ordenada es la altura sobre la superficie terrestre, \(d-R\).

En la gráfica de la derecha se ha considerado el potencial efectivo \(W = V + C\), que incluye el potencial centrífugo \[ C(P) = -\frac{ 1 }{2 }(\omega  \cdot d \cdot cos\theta )^2 \] La curva equipotencial de W se muestra en color rojo.


Empezemos excluyendo de momento el efecto centrífugo. Si toda la esfera terrestre estuviese rellena homogéneamente la simetría provocaría que la superficie equipotencial pasando a 200m sobre el Polo Norte fuese una esfera perfecta. Debido a la existencia de ese nada despreciable hueco esférico de 50km de radio, centrado a una profundidad de 100km, la superficie equipotencial azul se hunde hasta casi 200m cerca de la oquedad, cuando \(\theta \approx 0º\), y sobresale muy poquito cuando \(\theta \approx 180º\). Lo que parece claro físicamente es que cuando \(\theta \approx 0º\) también deberá ser menor la gravedad \(g\) debido a la ausencia de masa en el hueco. En este caso por tanto un hundimiento de la superficie equipotencial conlleva disminución de \(g\).

Si ahora incluimos el potencial centrífugo \(C\), su influencia es muy marcada, y provoca una gran elevación de la superficie equipotencial de \(W=V+C\) en el ecuador ( \(\theta\approx 0º \ \text{ó} \ \theta \approx 180º\) ) respecto a los polos ( \(\theta\approx 90º \) ). La intuición física nos hace esperar ahora que esa elevación vaya aparejada con una disminución de \(g\), pues cuanto mayor sea la fuerza centrífuga más se contraresta la atracción gravitacional.

Bueno, en un caso es el hundimiento y en el otro la elevación de la superficie equipotencial lo que se corresponde con la disminución de \(g\). Lo que ilustra esta aparente contradicción es que \(g\) no va ligado a subidas o bajadas de la superficie equipotencial, sino a diferencia de distancias entre superficies equipotenciales contiguas. Para calcular aproximadamente \(g\) se buscan dos superficies equipotenciales próximas, por ejemplo las que pasan a 200m y a 300m sobre el Polo Norte. Los valores de \(g\) sin y con el efecto centrífugo se muestran en la siguiente figura. En adelante se expresarán siempre en \(m/s^2\).

Vemos que \(g\) disminuye tanto por el efecto de falta de masa de la oquedad, como por el efecto centrífugo, que es bastante más acusado. Este es el responsable en \(\theta = 180º\) de una disminución de 0,068 en \(g\) comparado con solamente 0,019 en \(\theta = 0º\) debido a la oquedad. Claro que la disminución centrífuga sale casi del doble de lo que uno esperaría considerando el efecto centrífugo sobre la superficie terrestre, \( \omega^2 R \approx 0,034 \). Menudo susto, un factor dos, las cifras que no cuadran, a ver dónde está el error. Bueno, en este caso no hay un 2 extra que sobre, es que \(g\) se calcula sobre la superficie equipotencial, que en el ecuador se eleva 11060 m, con lo que la atracción gravitacional allí se reduce respecto a la superficie terrestre en
\[
 \frac{GM}{(R+200)^2} - \frac{GM}{(R+11060+200)^2}  \approx 0\text{,}034
\]
¡Vaya! 0,034. De modo que la disminución de 0,068 desde el polo al ecuador es una contribución equitativa de efecto centrífugo "directo" y alejamiento del centro. Es curioso que ese factor 2 no es casual. Olvidando la oquedad, atendiendo al efecto centrífugo exclusivamente, el valor de \(g\) en \(\theta=90º\) viene dado por \(GM/d^2\), y para \(\theta=0º\) viene dado por \(GM/{d'}^2-\omega^2 d'\). Si se restan ambos valores teniendo en cuenta que estamos sobre la misma superficie equipotencial, y que por tanto
\[
- \frac{GM}{d} =  - \frac{GM}{d'} - \frac{1}{2} \omega^2 {d'}^2
\]
 usamos la expresión de \(1/d\) en términos de \(1/d'\) y ...
\[
 \frac{GM}{d^2} - \left(\frac{GM}{{d'}^2} - \omega^2 d' \right) = \frac{\omega^4 {d'}^4}{4GM} + \omega^2 d' + \omega^2 d' \approx 2 \omega^2 d'
\]
puesto que  \( \omega^4 {d'}^4 / 4GM = 0\text{,}000029\).

La superficie terrestre tiene cierta plasticidad, y la forma abombada en el ecuador se adapta al efecto centrífugo. En el modelo sencillo utilizado la diferencia entre ecuador y polo norte para la superficie equipotencial es de 11.060m. En realidad la Tierra está muy bien descrita por un elipsoide de radio ecuatorial de 6.378.137 m y radio polar de 6.356.752 m, que supone una diferencia de 21.385 m. Ese elipsoide se diferencia del geoide en pocos cientos de metros. Una vez que hay redistribución de masa el propio potencial gravitacional cambia y no se calcula tan sencillamente.

En cuento a los efectos gravitacionales por exceso o defecto de masa, ya se ve que una oquedad tan inmensa e irreal como la supuesta conlleva un efecto relativamente "débil", de 0,019. No es de extrañar que en geofísica las anomalías de la gravedad a lo largo del terreno se midan en mGal, miligales, siendo un Gal una peculiar designación de \(cm/s^2 = 10^{-2} m/s^2\). Es decir, \(1mGal = 10^{-5}m/s^2\), así de pequeña es la variación local de \(g\).

En el sitio técnico de la misión GOCE hay una enorme cantidad de recursos, en inglés, como el de la gravedad en detalle donde nos presentan entre otras unidades el Gal. El apartado de cantidades del campo de gravedad (Gravity Field Quantities) contiene unas definiciones muy útiles, algunas de las cuales traduzco aquí:

Potencial gravitacional (V): Potencial generado por la atracción de las masas.
Potencial de gravedad (W): Suma del potencial gravitacional (V) y del potencial centrífugo (C) de la Tierra en rotación. Las diferencias entre dos puntos pueden observarse por nivelación.
Superficie equipotencial: Una superficie en la que W es constante. Sus puntos pueden determinarse localmente con mareógrafos, que definen el nivel medio del mar a escala regional.
Geoide: Superficie equipotencial que aproxima el nivel global medio del mar, es decir, una red global de mareógrafos y de señales de nivelación, tras sustracción de los componentes dinámicos. Puede considerarse como un hipotético océano en reposo.
Gravedad: La magnitud, g, del gradiente de W en la superficie terrestre y de V en el espacio. Puede observarse mediante una técnica absoluta (p.ej. experimento de caida libre) o relativa (como una diferencia) mediante un gravímetro de muelle.

He usado esta notación de V, W y C en las anteriores figuras.

En cuanto al código de Octave para sacar semejantes gráficas, primero va esto
#unidades mks
global G = 6.67e-11; #cte gravitacion unidades m^3/(kg s^2)
global MT=5.97e24; #masa de la Tierra en kg
#producto G por MT, unidad de longitud metros
global GMT = G*MT; 
global RT = 6371000; #radio terrestre medio en m
global omegaT = (2*pi/(23.9345*60*60));#vel. angular Tierra tomando periodo rot. 23.9345h

function val = Vd(x,m,D,theta)
 global GMT;
 val = ((-1/x)+(m/sqrt(x^2+D^2-2*x*D*cos(theta))))*GMT;
endfunction

function val = fdz(xp,m,D,theta)
 global GMT;
   C=Vd(xp,m,D,pi/2);
 fun = @(x) ((-1/x)+(m/sqrt(x^2+D^2-2*x*D*cos(theta))))*GMT - C;
 [val, fval, info] = fzero(fun,xp+0.000001*rand);
endfunction

function val = fdzcf(xp,m,D,theta)
 global GMT;
   global omegaT;
   C=Vd(xp,m,D,pi/2);
   fun = @(x)  (((-1/x)+(m/sqrt(x^2+D^2-2*x*D*cos(theta))))*GMT)+ (-0.5*(omegaT*x*cos(theta))^2) - C;
 [val, fval, info] = fzero(fun,xp+0.000001*rand);
endfunction

R=RT;
r=50000;
D=RT-2*r;
m=(r/R)^3;
theta=(0:180) *pi/180;
res1=zeros(1,181);
x1=R+200;
C1PN=Vd(x1,m,D,pi/2);
for k=0:180
 res1(k+1)=fdz(x1,m,D,theta(k+1));
endfor
res2=zeros(1,181);
x2=x1+100;
C2PN=Vd(x2,m,D,pi/2);
for k=0:180
 res2(k+1)=fdz(x2,m,D,theta(k+1));
endfor

cfres1=zeros(1,181);
for k=0:180
 cfres1(k+1)=fdzcf(x1,m,D,theta(k+1));
endfor

cfres2=zeros(1,181);
for k=0:180
 cfres2(k+1)=fdzcf(x2,m,D,theta(k+1));
endfor

y después
subplot(1,2,1)
plot(theta*180/pi,res1-R,'b',90,200,'xk')
set(text(55,190,"equipotencial a 200m"),"color","black")
set(text(55,180,"sobre el Polo Norte"),"color","black")
set(text(55,170,"V (sin efecto centrífugo)"),"color","blue")
set (gca (), "xlim", [0, 180]);
set (gca (), "ylim", [0, 210]);
xlabel(strcat('\theta (grados)'));
ylabel(strcat('d-R (metros)'));
subplot(1,2,2)
plot(theta*180/pi,res1-R,'b',theta*180/pi,cfres1-R,'r',90,200,'xk')
set(text(50,11000,"equipotencial a 200m"),"color","black")
set(text(50,10500,"sobre el Polo Norte"),"color","black")
set(text(5,500,"V (sin efecto centrífugo)"),"color","blue")
set(text(25,10000,"W = V + C (con efecto centrífugo)"),"color","red")
set (gca (), "xlim", [0, 180]);
set (gca (), "ylim", [0, 11500]);
xlabel(strcat('\theta (grados)'));

y para el cálculo y gráfica de \(g\)
#calcula g para caso sin cf
gg=zeros(1,181);
alfa=zeros(1,181);
for k=2:180
 alfa(k)=asin((res1(k+1)-res1(k-1))./(res1(k-1)*2));
 gg(k)=(C2PN-C1PN)./((res2(k)-res1(k))*cos(alfa(k)));
endfor
gg(1)=(C2PN-C1PN)./(res2(1)-res1(1));
gg(181)=(C2PN-C1PN)./(res2(181)-res1(181));
#calcula g para caso con cf
ggcf=zeros(1,181);
alfa=zeros(1,181);
for k=2:180
 alfa(k)=asin((cfres1(k+1)-cfres1(k-1))./(cfres1(k-1)*2));
 ggcf(k)=(C2PN-C1PN)./((cfres2(k)-cfres1(k))*cos(alfa(k)));
endfor
ggcf(1)=(C2PN-C1PN)./(cfres2(1)-cfres1(1));
ggcf(181)=(C2PN-C1PN)./(cfres2(181)-cfres1(181));
subplot(1,1,1)
plot(theta*180/pi,gg,'b',theta*180/pi,ggcf,'r',90,gg(91),'xk')
set(text(120,9.813,"V (sin efecto centrífugo)"),"color","blue")
set(text(120,9.795,"W=V+C (con efecto centrífugo)"),"color","red")
title('gravedad en equipotencial a 200m sobre el Polo Norte');
set (gca (), "xlim", [0, 180]);
set (gca (), "ylim", [9.72, 9.82]);
xlabel(strcat('\theta (grados)'));
ylabel(strcat('g (m/s^2)'));

y ... se acabó. No siento los miligales.

sábado, 21 de mayo de 2011

MathJax y Blogger

Por fin me he enterado de cómo poner ecuaciones matemáticas en Blogger, como Gauss manda, gracias a una de esas herramientas impagables, MathJax (Matemática hermosa en todos los navegadores). Editar la plantilla de Blogger, en Diseño, Edición de HTML, para poner justo antes de
</head>
algo como
<script src="http://cdn.mathjax.org/mathjax/latest/MathJax.js?config=TeX-AMS-MML_HTMLorMML" 
type="text/javascript">
Puedo poner en línea unos vectores con flechas tal que así \(\vec{x} \acute{\ }= L \vec{x} + \vec{a}\) empleando un latex como
\(\vec{x} \acute{\ }= L \vec{x} + \vec{a}\) 
Y comparar cómo queda una fórmula a base de imagen, como la primera de esta

con la versión textual en bloque
\[
\mathbf{P}_{ki}^{(\alpha)} = \frac{n_\alpha}{\left| G \right|} \sum_{p=1}^{\left| G \right|} { \left[ U_{ki}^{(\alpha)}(g_p)\right]^* \mathbf{ T}_{g_p}}
\]
obtenida gracias a MathJax poniendo
\[
\mathbf{P}_{ki}^{(\alpha)} = \frac{n_\alpha}{\left| G \right|} 
\sum_{p=1}^{\left| G \right|} { \left[ U_{ki}^{(\alpha)}(g_p)\right]^* \mathbf{ T}_{g_p}}
\]
Estupendo

Powered by MathJax

viernes, 6 de mayo de 2011

GOCE el geoide

El geoide es una superficie fácil de definir, en principio, pero no exenta de dudas o malentendidos. Alguno de estos se abordan en este blog de Scientific American , donde se presenta la versión del geoide obtenida gracias a GOCE, el explorador de la circulación oceánica estable y del campo gravitatorio.

En esta imagen los colores representan la desviación en metros, hacia arriba (+) o hacia abajo (-)  del geoide respecto al elipsoide de referencia definido en el WGS84 .

Hay tres superficies útiles al tratar de describir la figura del planeta Tierra. Una es la misma superficie topográfica del terreno, tan irregular y llena de detalles. Otra es el elipsoide, una superficie geométrica. Hay varias elecciones posibles, diferentes elipsoides que intentan aproximarse lo más posible a la irregular superficie topográfica del manto terrestre, bien de forma local (para una nación o continente), bien de forma global, como es el caso del elipsoide definido en WGS84. Tener una forma geométrica de referirnos a los puntos del terreno facilita enormemente la cartografía.

Pero hay otro aspecto de gran interes práctico, la nivelación: qué está más alto o más bajo, no ya geométricamente, sino tomando como testigo una bola rodante o un líquido como el agua, que inicialmente están en reposo respecto al terreno. Un punto A está gravitatoriamente al mismo nivel (o potencial) que B, si podemos establecer entre ambos unos vasos comunicantes, una tubería que les une y que podemos llenar por completo de líquido en equilibrio. Si por contra A está más alto (a más potencial) que B, el líquido en la tubería no podrá llenarla permaneciendo inmovil, se verterá desde A hacia B.

Podemos tomar un punto cualquiera A sobre la superficie terrestre y partiendo de él ir estableciendo una superficie formada por todos los puntos a su mismo nivel. A una tal superficie se le llama superficie equipotencial. Podemos imaginar que por cada punto pasa una, y si A está gravitatoriamente más alto que B, la superfice equipotencial que pasa por A tiene un potencial mayor que la que pasa por B.

De todas las posibles superficies equipotenciales, la única a la que se llama geoide es la que en promedio se ajusta mejor a superficie media del mar. Esta superficie media puede obtenerse mediante altimetría por satélite, promediando la superficie instantánea del mar, que varía según las mareas oceánicas, las mareas de la corteza terrestre, y la presión de la atmósfera. La diferencia arriba o abajo entre el geoide y la superficie media del mar es como mucho de un metro, y para muchas aplicaciones ambas superficies pueden considerarse coincidentes. Pero no para las más delicadas a las que GOCE ayuda a dar respuesta, como la circulación oceánica. En fin, lo más importante es que el geoide es una superfice equipotencial, de nivel.

Pero ¿de qué potencial? Del relacionado con la gravedad terrestre. ¿Y que se entiende por "gravedad" en el mundillo geodésico, y en el de los niveles, las plomadas y los vasos comunicantes? Pues la fuerza efectiva que se percibe en nuestra siempre giratoria Tierra, resultado de componer la muy real atracción gravitacional descrita por Newton con la muy ficticia fuerza centrífuga asociada a la rotación terrestre. Esta elección es obvia: al estudiar el nivelado de los vasos comunicantes queremos tener el líquido de los vasos comunicantes inmóvil  respecto a la superficie terrestre. Aunque esta gira y no es un sistema inercial, podemos plantear el nivelado como un problema de estática introduciendo esa fuerza centrífuga ficticia. Esta descripción es la más relevante para la vida cotidiana, en que nos movemos con la Tierra.

Una descripción alternativa, de un observador inercial mirando desde "fuera", es que el agua quieta respecto al terreno gira velozmente con una aceleración centrípeta notable, fruto de la acción de las dos únicas fuerzas reales que actuan sobre ella, la newtoniana atracción gravitacional terrestre y la fuerza de contacto de la tubería o el terreno. La descripción desde "fuera" es más natural al estudiar un cuerpo en caída libre, cuando la única fuerza existente es la gravitacional newtoniana, como es justamente el caso del satélite GOCE.

Un mismo valor de la fuerza gravitacional newtoniana da en distintas latitudes distintos valores de la fuerza de gravedad efectiva, pues la aportación centrífuga es máxima en el ecuador y nula en los polos. Además la fuerza gravitacional en el ecuador es menor que en los polos al estar más lejos del centro, por la forma de la Tierra, abombada por el ecuador precisamente por culpa del giro y la deformabilidad terrestre.

Teniendo claro que el geoide es una superficie equipotencial, de potencial gravitatorio efectivo, no diremos equivocadamente que la fuerza gravitatoria debe ser la misma en todos sus puntos. ¡Nooooo! La fuerza es vectorial, el potencial escalar, y la dirección de la flecha fuerza es perpendicular en cada punto a la superficie equipotencial. Tomando dos superficies equipotenciales próximas, con una diferencia de potencial dada constante, la magnitud de la fuerza será mayor allí donde las superficies estén más próximas, y menor dónde se alejen más.

Viendo los colores del geoide, azules cuando el geoide se hunde bajo el elipsoide, rojos cuando el geoide sobresale del elipsoide, ¿hay una relación con el valor de la gravedad? Por lo dicho, la gravedad puede variar sobre el geoide, no tiene porqué ser constante. Bueno, pues yo diría que la gravedad es menor en las zonas azules, de hundimiento, y mayor en las zonas rojas, de emersión. Pero no por mi inapreciable intuición física (cómo me gustan esas palabras tan tan tan duales y equívocas) sino por algunos cálculos que dejaré para otro día.

miércoles, 20 de abril de 2011

superlúbrico

Es que hay palabras tan... especiales y evocadoras, que no me resisto a dejar pasar la ocasión. Como bien dice el DRAE, lúbrico es lo propenso a un vicio, y particularmente a la lujuria, lo libidinoso y lascivo. Tales palabras por si mismas pueden evocar imágenes, recuerdos, asociaciones... y vernos inmersos en la lubricidad. ¿Puede  haber algo "peor"? Pues en efecto, en uno de esos blogs que sigo se habla de la superlubricidad. De superficies requetelimpias y un tanto dispares, inconmensurables, puestas en contacto para resbalar sin fricción alguna. ¿Evocamos los limpios cuerpos desnudos y engrasados de hombre y mujer aferrándose desesperadamente para no salir despedidos sin remedio del lecho?

Pues parece que no es ese el contexto adecuado, y que hay que atender a la otra acepción de lúbrico como sinónimo de resbaladizo, que se resbala o escurre fácilmente. La superlubricidad hace pues referencia a la ausencia casi total de fricción entre dos superficies ultralimpias cuando estas "no casan". Todo lo contrario de lo que ocurre entre dos superficies ultralimpias de un mismo material cristalino si se juntan de forma "compatible", que se funden en frío.  Para enfriar más las cosas, no estamos hablando de grandes superficies, sino del rozamiento a escalas muy pequeñas, en las que un micrómetro ya es grande.

Supongo que primero fue el resbalar, y luego resultó que la lujuria provoca muchos resbalones.

Y aprovechando la entrada, y las asociaciones, hace no mucho he leído precisamente "Hombre lascivo y sin linaje" de Ijara Saikaku, traducido por Antonio Cabezas García en libros Hiperión, muy interesante (y divertido) como testimonio de cierto estilo de vida en el Japón del siglo XVII, al menos el del superlúbrico protagonista, Ionósuke. La labor del traductor es en este caso más que encomiable, impagable. En la presentación el traductor aborda la pretendida dificultad de traducir el texto que han alegado muchos otros. Sin embargo tomando como ejemplo el título, "Kóshoku Ichidái Otoko", traducido al inglés de seis formas distintas, obtiene una traducción directa e inequívoca palabra por palabra. Y a fe mía que el traductor se esmera en la traducción, como ha de esmerarse el lector luego en la lectura, que se facilita teniendo a mano el indispensable buscón del DRAE. Pues la riqueza léxica del original se traslada al castellano para descubrir palabras insospechadas, como estas pocas de ejemplo:

munificencia
bochinche
villorio
capelina
freo
a la ventura
achares
patulea
escurra
daifa
trípili
sonochada
nabab
bureo
coima
morra
zaragüelles
capacete
galocha
machucho
arrumbar
cimbre
gatatumba

Para acabar una entrada con semejante título, nada como una muestra de la obra de Ijara Saikaku y de Antonio Cabezas.

Dicen que esta noche en el pueblo de Ojara los paisanos duermen en morralla: no ya la cónyuge del monterilla, y las mozas, criadas y lacayos, sino todos sin distinción de joven o viejo yacen promiscuos en desenfrenado follón, y eso nada menos que en el mismo porche del templo, delante del dios. Es tradición del lugar, y esta noche se permite todo. ¿Qué tal si vamos?
Fueron al poblado, pasando por lúgrubes riachuelos, pedregales umbríos y sotos de pinos tan tenebrosos que en cualquier momento hubieran podido arrollar a una vaca. Atisbaron desde la penumbra y vieron que había tiernas doncellitas intentando najarse de la bachata, mujeres agarradas de la mano por hombres, y rehusando, otras seduciendo coquetonas, escenas de parejas amarteladas cuchicheando, sin que faltaran casos chuscos de rivales disputando por una hembra. Quién pasmaba a una abuela de setenta, quién esquivaba a una tía machucha, quién encocoraba a la mujer de su jefe, y a la postre todos se apareaban en confuso zurriburri. Lloraban, reían, gozaban. La albórbola era más divertida de lo que se contaba.
Superlubrifragilisticoexpialidoso :-)

jueves, 7 de abril de 2011

Arcoíris con GeoGebra

Esta entrada participa en la XVIII Edición del Carnaval de la Física organizada por Daniel Martín Reina  desde su blog ”La Aventura de la Ciencia.”

El arcoíris es uno de tantos estupendos regalos visuales de la naturaleza. En alguna ocasión el regalo es doble, como se observa en esta fotografía.

Además del arcoíris normal, o primario, por encima del mismo se observa el arcoíris secundario, menos intenso, más difuminado, y entre ambos una zona especialmente oscura, la llamada franja de Alejandro.

Hay una espectacular página explicativa (en inglés) de los fenómenos atmósféricos, incluidos los arcoíris, además de la wikipedia y otros muchos recursos, pero aún así aquí va otro "arcoíris", que de paso es una buena forma de aplicar Geogebra, un "Software de matemática, libre, para enseñar y aprender".

La explicación del fenómeno óptico usa unos pocos conceptos básicos. La luz se propaga en línea recta, según haces de rayos. Las pequeñas gotas de lluvia en suspensión son esféricas. En estas esferas de agua los rayos incidentes se someten a las leyes de refracción (la ley de Snell) y de reflexión. Como la luz del Sol está compuesta de muchos colores, también interviene el fenómeno de la dispersión, por el que el índice de refracción del agua varía con el color de la luz.

El esquema explicativo se muestra en el siguiente applet 1 de Geogebra.

applet 1: rayos primario y secundario del arcoíris




No se ha podido arrancar el applet de GeoGebra. Se necesita tener en el navegador, instalado y activo, Java 1.4.2 (o posterior)Pulsar aquí para instalar Java ahora)



Consideramos una sección plana de la esfera de agua, de radio unidad, conteniendo su centro. Los haces de rayos llegan desde la izquierda, paralelos a la horizontal, eje X. Un rayo con parámetro de impacto h incide sobre la gota en el punto A, con ángulo α respecto a la normal, se refracta según un ángulo β, de acuerdo a la ley de Snell, y sigue hasta el punto B. En B hay un rayo refractado, que sale de la gota, y no nos interesa, por lo que no se dibuja. Seguimos la pista al rayo reflejado en B, que llega a C. De nuevo aquí hay refracción, que origina un rayo que sale de la gota en dirección al punto P, y es el rayo que contribuye al arcoíris primario. Pero en C también hay un rayo reflejado, que camina hasta D, donde es refractado, saliendo hacia S y contribuyendo al arcoíris secundario.
En el applet 1 se puede mover el control que hace variar h entre sus extremos 1 y -1. Para valores entre 0 y 1 el rayo primario sale con un ángulo δ respecto al rayo incidente, hacia abajo; el rayo secundario sale hacia arriba. Para valores de h entre 0 y -1 se ve la simetría de la situación, el rayo primario va hacia arriba y es el secundario el que va hacia abajo. Otro control del applet, n, nos permite variar el índice de refracción usado al calcular el ángulo de refracción, que equivale a variar el color del rayo incidente. Aproximadamente para un rayo azul se tiene n=1.338 y para uno rojo n=1.332. El control permite una variación mayor para apreciar mejor el efecto. Los controles de GeoGebra admiten un menú desplegable al pulsar el botón derecho del ratón, y una de las opciones es "Animación Automática". Cuando se elige, se puede pausar o reiniciar la animación mediante un botón que aparece en la esquina inferior izquierda del applet.

El ángulo δ es el que interviene en la formación del arcoíris: es el formado entre la visual del observador a la gota (dirección en la que llega al ojo el rayo, ya sea principal o secundario) y la dirección de los rayos del Sol. En el siguiente applet 2 se esquematiza la situación del arcoíris.


applet 2: geometría externa del arcoíris




No se ha podido arrancar el applet de GeoGebra. Se necesita tener en el navegador, instalado y activo, Java 1.4.2 (o posterior)Pulsar aquí para instalar Java ahora)



El observador está en el punto O, mirando hacia nuestra derecha. A su espalda los rayos del Sol inciden sobre el terreno formando un ángulo γ, la altura del Sol. Si encuentran gotas en un punto como el N, los rayos (primarios o secundarios) que formen un ángulo δ llegan hasta el Observador con un ángulo θ respecto al terreno. Uno de los controles del applet permite variar la altura del Sol entre 0 y 90º. Se puede apreciar que un rayo refractado con ángulo δ no podrá verse si el Sol está demasiado alto, si γ > δ. Por eso los grandes arcoíris se ven con el Sol bajo, nunca al mediodía, al menos en latitudes medias como la de España. El esquema presenta una simetría de revolución respecto al eje SOS' determinado por el Sol y el Observador. Si giramos mentalmente la figura plana respecto a ese eje, el punto N describe una circunferencia, y la línea ON un cono, que da las direcciones en que se ven rayos refractados en el mismo ángulo δ. Es el terreno el que nos limita a un arcoíris, pero volando alto bien podríamos ver un circulíris, o bien un arcoíris inferior, en la línea ON' si sólo en esa zona hay lluvia.

El otro control del applet 2 nos permite variar δ aunque en un margen muy estrecho, aproximadamente el correspondiente al arcoíris primario. ¿Por qué se ven los vivos colores del arcoíris sólo en un margen estrecho de ángulos cuando en el applet 1 los posibles valores de δ al variar h entre 1 y -1 abarcan un amplio rango? Podemos hacernos una idea con la siguiente gráfica (izquierda; detalle ampliado a la derecha), que presenta el ángulo δ del rayo refractado, primario y secundario, en función del valor del parámetro de impacto del rayo incidente.



El ángulo δ varía bastante con h, salvo en el máximo de la curva del arcoíris primario (o el mínimo del secundario). Para el ángulo en que la curva del color rojo alcanza su máximo, no se encuentra ningún rayo azul, y sí una acumulación de rayos rojos con valores de h cercanos al correspondiente al máximo. Y para el ángulo en que se alcanza el máximo de la curva azul, los rayos rojos coincidentes corresponden a valores de h alejados del máximo rojo, que no "enturbian" la aportación del máximo azul. Por ello el ángulo δc con el que vemos un color del arcoíris es aquel en que se alcanza el máximo en la curva δ versus h para ese color. Es este ángulo el que se varía en el control del applet 2.

La gráfica muestra también el orden inverso de los colores del arcoíris secundario respecto al primario, y que en aquel la separación de colores es mayor, al haberse acumulado más refracción. Las mismas gotas que contribuyen al arcoíris primario con su mitad superior (h>0), contribuyen al secundario con su mitad inferior (h<0). También podemos ver el origen de la oscuridad en la franja de Alejandro: en el rango de ángulos entre el máximo del arcoíris primario y el mínimo del secundario no hay rayos primarios ni secundarios de ningún color. Sí los hay en cambio por debajo del primario y por encima del secundario.

Por cierto, el máximo (y el mínimo) de la anterior gráfica se pueden "ver" con el applet 1, seleccionando el control h y variando su valor poco a poco con las teclas de flecha arriba o abajo. En la zona de máximo el rayo principal apenas cambia su ángulo al cambiar h. La configuración geométrica del applet 1 permite deducir las fórmulas para el ángulo δ mostradas en la gráfica izquierda.

En el apartado "cómo se hizo", para obtener el par de gráficas anterior se ha usado, como no, Octave, con el siguiente código

# h parametro de impacto
h=[0.0:0.001:1];
nazul=1.338
nrojo=1.332
#
function [fy] = deltaprimario(h,n)
fy = (4*asin(h/n)-2*asin(h))*180/pi;
endfunction
function [fy] = deltasecundario(h,n)
fy = (-6*asin(h/n)+2*asin(h)+pi)*180/pi;
endfunction
#
subplot(1,2,1)
plot(h,deltaprimario(h,nrojo),'-r',h,deltaprimario(h,nazul),'b',h,deltasecundario(h,nrojo),'-r',h,deltasecundario(h,nazul),'b')
hold on
set (gca (), "xlim", [0., 1]);
set (gca (), "ylim", [0, 180]);
cuadrox=[0.01,0.99,0.99,0.01,0.01]
cuadroy=[43, 43, 50,50,43]
plot(cuadrox,cuadroy,'-.k')
set(text(0.1,47,strcat('{\fontsize{12}FRANJA OSCURA DE ALEJANDRO}')),"color","black")
xlabel("parámetro de impacto h (primario) ó -h (secundario)");
ylabel(strcat('\delta (grados)'));
set(text(0.6,20,"arcoíris primario"),"color","black")
set(text(0.6,15,strcat('\delta = -2\alpha + 4\beta')),"color","black")
set(text(0.6,110,"arcoíris secundario"),"color","black")
set(text(0.6,115,strcat('\delta = 2\alpha - 6\beta +180')),"color","black")
set(text(0.1,85,strcat('\delta ángulo entre la visual al ')),"color","black")
set(text(0.1,80,strcat('arcoíris y la dirección del sol')),"color","black")
set(text(0.7,170,strcat('sen(\alpha) = |h|')),"color","black")
set(text(0.7,165,strcat('sen(\beta) = |h|/n')),"color","black")
set(text(0.7,160,strcat('n_{rojo} = 1.332')),"color","red")
set(text(0.7,155,strcat('n_{azul} = 1.338')),"color","blue")
subplot(1,2,2)
plot(h,deltaprimario(h,nrojo),'-r',h,deltaprimario(h,nazul),'b',h,deltasecundario(h,nrojo),'-r',h,deltasecundario(h,nazul),'b')
hold on
set (gca (), "xlim", [0.75, 1]);
set (gca (), "ylim", [20, 75]);
cuadrox=[0.76,0.99,0.99,0.76,0.76]
cuadroy=[43, 43, 50,50,43]
plot(cuadrox,cuadroy,'-.k')
set(text(0.78,47,strcat('{\fontsize{12}FRANJA OSCURA DE ALEJANDRO}')),"color","black")
xlabel("h ó -h");
ylabel(strcat('\delta (grados)'));
En cuanto a los applets de GeoGebra, con este programa se trabaja de forma interactiva usando las múltiples herramientas de que dispone, nada como experimentar libre y gratuitamente cada uno, eso sí, sin prisas. Se puede guardar el resultado en un archivo de formato binario con extensión ggb. Para publicar el applet en un blog hay que usar unas etiquetas específicas, <applet> y demás, como las que se ven al editar el código fuente de esta página web. El caso es que se tiene que incluir el código binario que se guarda en el fichero ggb, generado con el programa GeoGebra, pero codificado en Base 64. Para hacer tal conversión es muy útil otro programa gratuito, el editor Notepad++, usando el menú Plugins-MIME Tools - Base64 Encode.

La contemplación del colorido arcoíris no requiere applets ni refracción ni reflexión, sino el momento oportuno, usualmente fugaz, de la confluencia adecuada de Sol, lluvia y observador. Aunque no comparable, trastear con el "arcoíris" en GeoGebra o en Octave puede ser una experiencia entretenida ... y mucho, mucho más prolongada.

martes, 1 de marzo de 2011

QED Feynman

Por esos enredos de internet, me pasaron un enlace a la Ciencia de la Mula Francis preguntandose qué es un fotón propagandose por un medio material, con muchas dudas allí expresadas que fomentaron las mías sobre los conceptos básicos. Se puede intuir que el fotón da para mucho leyendo el artículo de la wikipedia inglesa o el enlace que allí se encuentra a una serie de artículos sobre el fotón. Como para resolver todas las dudas.

Pero respecto a cómo se propaga un fotón en un medio material, he tenido el inmenso placer de volver a leer una de las joyas de la Divulgación Científica, "QED The Strange Theory of Light and Matter" de nuestro querido Richard P. Feynman, disponible también en castellano como "Electrodinámica cuántica La extraña teoría de la luz y la materia". Se basa el libro en cuatro lecciones destinadas al público en general, sin uso de ecuaciones, pero sin merma alguna de rigor y honestidad en señalar las simplificaciones y los problemas. Explica la teoría de la interacción de la luz y la materia, denominada en inglés Quantum ElectroDynamics, QED.

¿Cómo consige Feynman explicar sin ecuaciones algo que lleva años dominar a los estudiantes de Física que se ponen a ello? "Voy a explicarles lo que los físicos hacen cuando predicen el comportamiento de la Naturaleza, pero sin enseñarles ninguno de los trucos para que puedan hacerlo eficientemente".

Feynman trata de la "luz" (refiriendose a cualquier tipo de radiación electromagnética), que es "algo como gotas de lluvia - cada pequeño trozo de luz se llama fotón - y si la luz es toda de un color, todas las gotas son del mismo tamaño". El fotón es el cuanto de luz.

El primer problema que trata es el de la reflexión parcial de la luz en un vidrio, simplificando de entrada, suponiendo que la luz es reflejada sólo por la superficie del vidrio, pero aclarando: "Un trozo de vidrio es un terrible monstruo de complejidad - un enorme número de electrones danzando por ahí. Cuando un fotón llega, interacciona con los electrones a través del vidrio, no solo en la superficie. El fotón y los electrones hacen algún tipo de baile, el resultado neto del cual es igual que si el fotón golpeara sólo la superficie". Bueno, pues resulta que para una incidencia de la luz perpendicular a la superficie plana del vidrio, de cada 100 fotones, detectamos que se reflejan 4 y pasan al vidrio 96. ¿Cómo decide cada fotón si pasar  o reflejarse?

Así presenta Feynman la esencia del mundo cuántico:
No podemos predecir si un fotón dado se reflejará o pasará. Lo que podemos predecir es que de cada 100 fotones que llegan, un promedio de 4 se reflejarán. ¿Significa esto que la física, una ciencia de gran exactitud, se ha reducido a calcular sólo la probabilidad de un suceso, sin predecir exactamente lo que pasará? Sí. Es una retirada, pero así estan las cosas: la Naturaleza nos permite calcular sólo probabilidades. Y sin embargo la ciencia no se ha vencido.

Tras este primer aldabonazo, plantea el segundo problema, la reflexión parcial por una lámina de vidrio con dos superficies. Resulta que en este caso... las cosas son aún más extrañas. Dependiendo del grosor de la lámina, o del color de la luz, podemos variar entre un 16% de reflexión (y 84% de transmisión) y ¡un 0% de reflexión (y 100% de transmisión)! ¿Cómo conseguir calcular esos porcentajes?
No voy a explicarles cómo los fotones de hecho deciden si rebotar o seguir, eso no se sabe. Les mostraré sólo cómo calcular la probabilidad correcta de que la luz se refleje por un vidrio de un grosor dado, porque eso es lo único que los físicos saben cómo hacer. ... Todo lo que hacemos es dibujar pequeñas flechas en un trozo de papel- ¡eso es todo!

Resulta que la probabilidad de un suceso es igual al cuadrado de la longitud de una flecha. Ahí está el meollo. Hablamos de probabilidades, no de certidumbres. Y hablamos de flechas en base a las que se calculan probabilidades. Esas flechas son las amplitudes de probabilidad, números complejos.

Con el segundo problema, de la reflexion en la lámina de vidrio, se ejemplifica el manejo de las flechas. Se define el suceso del que se quiere calcular la probabilidad: Que un fotón que sale de una fuente de luz F sea captado en cierto detector A, colocado de manera que esa detección implica que el fotón ha sido reflejado. Hay dos alternativas que pueden dar ese resultado: que el fotón se refleje en la primera superficie, o bien que se refleje en la segunda. A cada alternativa le asociamos su flecha, sumamos las dos, poniendo el inicio de una a continuación del final de la otra, y con el cuadrado de la flecha resultante obtenemos la probabilidad del suceso. Las flechas de la reflexión en cada superficie son iguales en tamaño, 2, pero pueden estar orientadas en direcciones diferentes, según el grosor de la lámina. Si coinciden en el mismo sentido dan una flecha total de 4, y una probabilidad del 16%. Si cada una va en sentidos justamente opuestos, suman 0, y una probabilidad de reflexión del 0%.

Se encuentra uno con multitud de diagramas ilustrando la preclara explicación de Feynman, la flechas sumandose y formando cuadrados de diferentes tamaños. Luego en los diagramas entra en escena otro elemento esencial, el cronómetro analógico, con su esfera y su manecilla única que gira a una velocidad costante, relacionada con el color de la luz. Conforme avanza el fotón, gira la manecilla. La orientación de la manecilla justo cuando el fotón llega al detector es la que determina la orientación de la flecha. El camino recorrido (y el tiempo empleado) cuando el fotón se refleja en la segunda superficie es mayor que el camino (y el tiempo) cuando se refleja en la primera; de ahí que el cronómetro, y las correspondientes flechas a sumar, puedan marcar en cada caso ángulos diferentes.

Desde luego, aún sin usar ecuaciones, hay que prestar mucha atención a toda la explicación, leyendo cuidadosamente cada línea, observando cada diagrama. Feynman hace una presentación extraordinaria, clara, original, pero... que no exime de esforzarse.

En el segundo capítulo, "Fotones: Partículas de Luz", aplica el tema flechas-suma-probabilidad para explicar algo tan sencillo como la ley de reflexión en un espejo, que el rayo reflejado hace un ángulo con la normal igual al del rayo incidente. Se suman flechas para todos los caminos posibles (de la fuente al detector, pasando por cada punto de la superficie del espejo) y resulta que así se llega al resultado clásico. Se tratan de igual modo las redes de difracción, la ley de refracción, cómo funcionan las lentes, cuándo resulta que la luz va en línea recta como un rayo, y cuándo deja de hacerlo si se la constriñe demasiado. Uf. Qué demasiado, ver esos temas habituales en la perspectiva flechas de Feynman. Luego introduce una nueva regla de las flechas, para calcular la probabilidad de sucesos compuestos, aquellos que pueden desglosarse en una serie independiente de pasos; se aprende a multiplicar flechas a base de encogimientos y giros. También esta regla de multiplicación es aplicable para un suceso que consista en una ocurrencia concomitante de varios hechos independientes, posiblemente simultáneos.

Con este nuevo instrumento pronto empieza la sinfonía. Podemos tener sucesos que pueden darse de varias formas, cada una siendo un suceso compuesto, cada una con sus encogimienos y giros para dar una flecha, que luego se suma al resto de flechas totales conseguidas de modo similar, para conseguir la flecha final, con la que calcular la probabilidad. Pero acaba el capítulo con una advertencia sobre un error común de muchos al usar estas técnicas:
Trabajan tanto tiempo analizando sucesos que involucran a un único fotón que empiezan a creer que la flecha está asociada de algún modo con el fotón. Pero estas flechas son amplitudes de probabilidad, que dan, al elevarse al cuadrado, la probabilidad de un suceso completo.

En el capítulo 3, Electrones y sus interacciones, va a llegar a la esencia de la interaccion entre luz y materia, justificando la validez de la simplificación usada en el primer problema, como si la luz sólo se reflejara en la superficie. Y realmente no es así. El fotón puede interaccionar con los electrones de la capa superficial para ser reflejado ahí, o con los de la capa siguiente, o la de más allá... y si tenemos en cuenta las flechas de cada caso y sumamos, para una lámina de vidrio se obtiene lo que se vió en el segundo problema, con las dos alternativas de reflexión por la superficie frontal o la superficie dorsal. El análisis de todo ello es muy delicado. Antes, en el mismo capítulo se han introducido los diagramas espaciotemporales de Feynman, se ha aclarado que "un fotón entrante es dispersado por los electrones en los átomos dentro del vidrio, y un nuevo fotón retrocede hacia el detector". Y se han presentado las 3 acciones básicas en función de las cuales se calcula TODO:
Un fotón va de aquí hasta allá
Un electrón va de aquí hasta allá
Un electrón absorbe o emite un fotón

Para cada acción hay una regla para calcular la flecha correspondiente. Luego, bien especificado el suceso de interés, se tienen en cuenta todas las combinaciones posibles que pueden darse para la ocurrencia del suceso, y a encoger, girar y sumar flechas. Una de las cuestiones críticas es dar con TODAS las formas en que pueden ocurrir las cosas, todos los diagramas de Feynman relevantes, que para eso son útiles. En la figura 66 hay un ejemplo de dispersión de la luz por un electrón de un átomo de hidrógeno, con su protón, su electrón, multitud de fotones intercambiados entre ambos, un fotón que llega y es absorbido por el electrón, otro fotón que más tarde es emitido por el electrón...

Hay que seguir todo el capítulo muy atentamente. Es importante por ejemplo la discusión de qué se entiende por fuente monocromática de luz: aquella cuya amplitud de probabilidad de emitir un fotón en un determinado instante gire a velocidad constante. Pues es ese giro, relacionado con el cronómetro analógico introducido en el segundo problema, el relevante:
realmente, el ángulo de la amplitud para un camino dado depende de en que instante es emitido el fotón por la fuente. Una vez que el fotón ha sido emitido, no hay ya más giro de la flecha según el fotón va de un punto a otro en el espacio-tiempo.

Al estudiar la luz transmitida, junto a una gran flecha principal para el suceso de fuente a detector sin dispersarme en el medio, hay que sumar muchas pequeñas flechas para el suceso de fuente a detector dispersandome una vez a tal profundidad del medio. En el caso de una sustancia transparente, como el vidrio, esas pequeñas flechas son perpendiculares a la principal, y sumadas a la misma dan otra grande de igual magnitud pero girada respecto a la principal, más girada cuanto mayor sea el espesor del vidrio. Este giro extra con más material es lo que en  la parte central de las lentes iguala el giro extra de los extremos por el mayor camino recorrido. Pero... que hable Feynman:
El mismo efecto aparecería si los fotones fuesen más lentos a través del vidrio: habría un giro extra de la flecha final. Por eso dije antes que la luz parece ir más lenta en el vidrio (o en el agua) que en el aire. En realidad la "ralentización" de la luz es un giro extra causado por la dispersión de la luz por los átomos del vidrio (o el agua). El grado en que hay un giro extra de la flecha final al pasar la luz a través de un material dado se llama "índice de refracción" del material. Para sustancias que absorben luz, las pequeñas flechas forman con la principal ángulos algo menores a uno recto. Esto causa que la flecha final sea más corta que la flecha principal, indicando que la probabilidad de transmisión de un fotón a través de un vidrio parcialmente opaco es menor que a través de un vidrio transparente.

Qué maravilla. El índice de refracción viene a ser un compendio macroscópico de la dispersión y la absorción de la luz por el medio. Intrínsecamente un fotón pasando por un medio no es distinto para nada a un fotón pasando por el vacío. Realmente siempre viaja por el vacío. En un medio lo que ocurre es que el fotón puede ser absorbido, y desaparecer; o ser dispersado, absorbido y emitido de nuevo.

La riqueza y profundidad expositiva del capítulo 3 no queda sólo en lo malamente expuesto aquí. No tiene desperdicio alguno, es apabullante. Empieza tratando la situación de interferencia por dos rendijas, y cómo cambia la interferencia si hay información parcial de paso por una u otra rendija, o llega a desaparecer si los detectores de paso por rendija son perfectos. Y al final del capítulo Feynman aclara las aproximaciones usadas, como haber tratado con falsos fotones y electrones escalares, de espín cero. Pero los fotones reales pueden tener 4 polarizaciones (reducidas a 2 usualmente), y tienen espín 1. Los electrones reales tienen espín 1/2. De modo que los cálculos reales son mucho más complicados aún, si cabe.

En cuanto al capítulo 4, Cabos sueltos, qué humor, por Feynman, qué humor, consta de dos partes diferenciadas. Por un lado explica los problemas que afrontó la teoría inicial de la QED, con infinitos a la vuelta de cada esquina, y cómo se solventó en 1949, renormalizando, lo que Feynman califica como un "dippy process", un proceso chiflado. Y una espina que ahí sigue, QED permite calcular de la forma más precisa, en concordancia con el experimento, muchas cosas; pero no sabemos por qué la costante de estructura fina, que determina la amplitud para que un electron emita o absorba un fotón, tiene el valor que tiene.
Nadie lo sabe. Es uno de los mayores malditos misterios de la física: un número mágico que nos llega sin comprensión humana alguna.

La segunda parte del último capítulo se mete ni más ni menos que con el nucleo, con el torrente de nuevas partículas obtenidas en los aceleradores, con la interacción fuerte y también con la débil. Eso en un momento, 1985, en que ya se conocían las tres generaciones de leptones y de quarks, aunque sin haber detectado el más pesado, t, ausente en la figura 92 (con una nota a pie de página, de que se había encontrado alguna evidencia de la existencia del quark t con una masa de alrededor de 40000MeV). Tampoco tiene desperdicio este final, cromodinamicocuántico, QCD, entre gluones y quarks de colores y sabores y nombres no muy del agrado de Feynman, que así termina:

A lo largo de toda esta historia queda un aspecto especialmente insatisfactorio: las masas observadas de las partículas, m. No hay teoría alguna que explique adecuadamente esos números. Usamos los números en todas nuestras teorías, pero no les comprendemos - qué son, o de dónde vienen. Creo que desde un punto de vista fundamental, este es un muy interesante y serio problema.

Siento si toda esta especulación sobre las nuevas partículas les ha confundido, pero decidí completar mi discusión del resto de la física para mostrarles cómo el carácter de estas leyes - el marco de amplitudes, de diagramas que representan las interacciones a calcular, y demás - parecen ser los mismos que para la teoría de la electrodinámica cuántica, nuestro mejor ejemplo de una buena teoría.

Feynman forever!